Aunque menos popular que el vino tinto, el vino blanco es una bebida que ha visto su consumo crecer en los últimos años en Perú. Es evidente que su única diferencia no es el color, y tan importante como saber si elegir un tinto o un blanco es saber qué marca de vino blanco escoger. Más de una vez, al ir a comprar, terminamos eligiendo basados solo sobre el precio, el cual no siempre es sinónimo de calidad. Aunque hay muchas similitudes entre los tipos de vino, como los beneficios que brinda para la salud, hay también algunas diferencias.

Empecemos por lo básico: ¿Qué diferencia al vino blanco del tinto? Una diferencia fundamental está en su preparación, la que causa que sea casi incoloro (con tonalidades ligeramente amarillentas). En esta, nunca se mezcla el mosto con los hollejos (la materia que queda al prensar la uva).

Otra diferencia importante es que muchas veces la calidad del vino tinto se asocia a su maduración, mientras que el vino blanco suele ser joven. Existen también vinos blancos criados o fermentados en barricas, pero estos tienen un mejor aroma cuando la temperatura de fermentación ha sido a temperaturas más bajas.

¿Cuándo elegir un vino blanco?

Se suele asociar vino blanco al pescado y los mariscos, pero esta es, en realidad, una bebida mucho más versátil. Aunque dependerá también del vino blanco que elijamos, el maridaje puede incluir arroces, paellas, entradas como quesos o foie gras, ensaladas, verduras cocidas y hasta comida asiática. También es perfecto para consumir antes de las comidas, entre comidas y hasta con el postre.

¿Qué vino blanco comprar?

Aunque respecto al vino tinto, la variedad es menor, hay varios indicadores que nos ayudan a elegir la mejor marca de vino blanco para no guiarnos solo del precio. La primera forma de clasificarlo es por su lugar de procedencia. Las dos más populares son el Chardonnay, original de la región francesa de Borgoña y el Sauvignon Blanc, originaria de Burdeos. Sin embargo, hay muchas otras cepas, como el Moscato, de las regiones de Italia y Austria; el Torrontés, producido en Argentina; el Pinot Grigio, una cepa italiana de sabor seco y el Riesling, elaborado principalmente en Alemania y más ligera que el chardonnay. Existen también variedades españolas, como el blanco Albariño, caracterizado por ser seco, ligero y mineral; el macabeo, con aroma delicado o el verdejo, más aromático y de acidez equilibrada. Entre las variedades españolas, no olvidemos el tempranillo, la uva endémica de Rioja.

En segundo lugar, tenemos el nivel de dulzor, donde encontramos cuatro clasificaciones para el vino blanco. El vino blanco dulce, llamado así por tener más de cincuenta gramos de azúcar por litro, se recomienda consumir a una temperatura fría (cinco grados o menos). El vino blanco semidulce, que también se disfruta a bajas temperaturas, tiene entre treinta y cincuenta gramos de azúcar por litro. El vino blanco seco es aquel que está en el otro extremo de dulzor y que tiene solo 5 gramos de azúcar por litro y dentro de los que se encuentran también el semiseco, con una cantidad de azúcar por litro de entre cinco y quince gramos.

Cuál de estos cuatro tipos elegir dependerá del gusto y de la ocasión. Por ejemplos, los vinos secos, si son ligeros, son ideales para tomarlos solos, con un aperitivo, con comidas ligeras, o con arroces en general. Para combinar con mariscos, casi todos los blancos secos caen bien, como, por ejemplo, un riesling o un albariño. Si nos encontramos con comida picante y con salsa cremosa, lo mejor será comprar un vino blanco dulce para una combinación perfecta. Lo mismo ocurre con salsas asiáticas o, incluso, con los postres.

Ahora ya sabes un poco más sobre cuándo y qué marca de vino blanco comprar la próxima vez, aunque por supuesto, siempre dependerá del gusto de cada paladar. Y, al igual que en el caso de los vinos tintos, puedes ayudar tu elección viendo la bodega de donde proviene o los premios que haya ganada para darte una idea de su calidad.