Los taninos son compuestos fenólicos presentes en plantas y árboles. En el sector vinícola, desempeñan un papel fundamental en la estructura, sabor y envejecimiento del vino. Si quieres saber más sobre qué son y para qué sirven, ¡sigue leyendo!
Funciones de los taninos en la elaboración del vino
En la elaboración del vino se extraen de las pieles, las semillas y los tallos de las uvas durante el proceso de maceración, en esta etapa el mosto entra en contacto con estos componentes y adquiere los taninos, que son responsables de la sensación de astringencia, sequedad y amargor que se percibe en la boca al beber vino. Posteriormente, los taninos están presentes en el proceso de crianza en las barricas.
Aportan estructura y cuerpo al vino, ayudando a equilibrar los sabores y contribuyendo a su longevidad. Los taninos son más notables en vinos tintos, donde su presencia puede ser más evidente debido al contacto prolongado con los hollejos durante la fermentación. También se encuentran en menor medida en vinos blancos, ya que estos tienen un breve contacto con las pieles durante la elaboración.
En la cata
En la cata, los taninos se evalúan para apreciar y comprender mejor las cualidades del vino, junto con otros aspectos como el aroma, el sabor y la acidez, éstos aportan textura y pueden manifestarse como una sensación aterciopelada, rugosa o incluso astringente, dependiendo de su cantidad y suavidad. Un exceso de taninos puede resultar en un vino desequilibrado y astringente, mientras que una falta puede resultar en un vino plano y sin estructura.
Los taninos y el envejecimiento del vino, ¿para qué sirven?
Los taninos tienen un impacto en el envejecimiento del vino. A medida que el vino envejece en la botella, se vuelven más suaves y se integran mejor con otros componentes, como los aromas y sabores. Este proceso de suavización permite que el vino desarrolle una mayor complejidad con el tiempo.
Su papel en el maridaje
Es importante destacar que no son solo responsables de la astringencia en el vino, sino que también contribuyen a su potencial de maridaje con alimentos. Los taninos presentes en un vino pueden interactuar con las proteínas de los alimentos, creando sensaciones gustativas únicas y realzando los sabores.
El maridaje de vinos con taninos puede ser una experiencia interesante, ya que se puede combinar con ciertos alimentos que puedan equilibrar con su intensidad y astringencia. Algunas opciones populares de maridaje incluyen carnes rojas, como ternera o cordero, ya que las características organolépticas que aportan los taninos se contrarrestan con la jugosidad y los sabores intensos de la carne.
También se puede maridar con quesos fuertes y maduros, ya que la grasa y la textura cremosa del queso suavizan la sensación de los taninos en la boca.
Además, los vinos con taninos pueden acompañar platos ricos en sabores y especias, como estofados, guisos o platos con salsas intensas.