En la década de 1990, Nicolás Catena Zapata, tercera generación de la familia, transformó la vitivinicultura argentina al apostar por el cultivo de viñedos de gran altitud en Luján de Cuyo y el Valle de Uco, en Mendoza. Estos terruños, ubicados entre los 900 y 1.500 metros sobre el nivel del mar, ofrecen condiciones climáticas únicas: mayor amplitud térmica, mayor exposición solar y suelos pobres que favorecen rendimientos bajos y uvas de gran concentración.
Estas condiciones resultan ideales para el Chardonnay, que en estos suelos y alturas alcanza una maduración óptima, preservando su frescura natural y desarrollando una expresión más elegante, mineral y compleja.
El Catena Chardonnay es un blanco de perfil moderno y refinado, que equilibra con maestría la expresividad frutal con la frescura del terroir de montaña, integrando sutilmente notas de roble francés y una textura cremosa gracias a su crianza sobre lías. Se distingue por su mineralidad, precisión aromática y una notable capacidad de guarda (hasta 20 años), aunque ya desde joven muestra todo su encanto.
Hoy, la familia Catena continúa liderando la viticultura argentina bajo una filosofía que combina sostenibilidad, innovación científica y el compromiso con la producción de vinos de clase mundial. A través del Catena Institute of Wine, la bodega investiga los suelos, microclimas y prácticas agrícolas que permiten elaborar vinos que reflejen fielmente su origen.