María Luisa Cuevas asume la dirección de una bodega familiar situada entre Aranda de Duero y Gumiel de Izán, en pleno corazón de la Ribera del Duero burgalesa, que guarda un enorme respeto por la tradición vitícola de la zona apostando por cepas viejas de tempranillo o tinto fino, pero que también incorpora las últimas tecnologías aplicadas a la elaboración. Arquitectónicamente, Bodegas Cuevas Jiménez es un edificio vanguardista caracterizado por una “F” invertida al revés que adorna su fachada.
Cuevas Jiménez dispone de 20 has de viñedo de tinto fino, muchas de ellas con una edad superior a los 60 años. Éstas se distribuyen en un mosaico de pequeñas parcelas plantadas con los mejores clones de tempranillo que cohabitan en la provincia burgalesa.
De los pagos que controla la bodega en La Horra, Quintana del Pidio, Quemada, Gumiel de Izán y Moradillo de Roa nacen los frutos de tempranillo con los que se elabora Ferratus. Tras la selección de los mejores racimos previa a la vendimia manual, las uvas pasan por otra mesa de selección antes de la elaboración de las mismas y, finalmente, el vino resultante es criado durante 14 meses en barricas de roble francés y americano.
NOTA DE CATA
A la vista presenta un hermoso color rojo picota con tonos rubíes, muy bien cubierto de capa.
La nariz es intensa y fragante, destacando complejos aromas de frutas sazonadas y en licor junto con notas especiadas (eneldo y pimienta) y toques de frutos del bosque (arándanos y moras). Más tarde aparecen reminiscencias tostadas y recuerdos de chocolate.
En boca resulta goloso, envolvente, sabroso y equilibrado. Un vino que cuenta con una magnífica acidez y está dotado de taninos nobles y ligeramente marcados. Cierra con un final de boca vivo y persistente, en el que se aprecian las notas especiadas que anunció en nariz.
MARIDAJE
Maridará a la perfección con carnes a la brasa o al horno.
SERVICIO
Degustar a una temperatura de consumo comprendida entre 16 y 17º C.